Roberto Gargarella é professor de Direito Constitucional na Universidad de Buenos Aires e na Universidad Torcuato Di Tella.
¿Cómo comienza su dia? ¿Tiene algún tipo de rutina matinal?
Desayuno moliendo café, para comenzar el día tomando un buen café con leche. Luego, hago ejercicio durante unos 40 minutos, y escucho una radio francesa de noticias, tratando de practicar francés.
¿En cual hora del día usted trabaja mejor? ¿Tiene algún tipo de ritual de preparación para escribir?
La mañana es un buen momento, pero lo cierto es que tengo un buen poder para concentrarme casi en cualquier ámbito, especialmente si no hay mucho ruido o movimiento alrededor. Pero desde que estudiaba en la Facultad, me acostumbré a aprovechar bien los momentos que tenía para trabajar, ya sea en el tren, el autobús, o en el medio que fuera. Viajaba más de una hora por día a la Facultad, y de vuelta lo mismo, y ese viaje no podía ser “tiempo muerto,” por lo que aprendí a trabajar en cualquier lado, casi en cualquier condición.
¿Cómo es su frecuencia de escrita? ¿Escribe un poco cada día o en periodos concentrados? ¿Tiene una meta diaria?
Cuando tengo que finalizar un trabajo, escribo todo el tiempo, en cada momento que puedo, durante todo el día. Tengo la suerte de vivir de la actividad académica, y de poder desarrollar esa actividad a tiempo completo.
¿Cómo es su proceso de escritura? Después de recopilar notas suficientes ¿le resulta difícil comenzar? ¿Cómo pasa de la investigación a la escritura?
Algo que me gusta hacer es leer mucha literatura relacionada y crítica en torno a aquello sobre lo que voy a trabajar. Quiero decir, si –por ejemplo- voy a trabajar sobre la idea de la razón pública en John Rawls, leo no sólo los textos pertinentes escritos por Rawls, sino que pruebo leer todos los comentarios críticos que recibió al respecto, antes de ponerme a escribir.
¿Cómo lidia con los obstáculos de la escrita, como la postergación constante, temor de no corresponder las expectativas y la ansiedad de trabajar en proyectos largos?
Por suerte nunca tuve ese tipo de problemas. Si tengo un problema en la materia es el contrario: no tener tiempo para escribir todo aquello que querría escribir, no tener tiempo para decir todo lo que querría decir.
¿Cuantas veces revisa sus textos antes de que sienta que están listos? ¿Los comparte con otras personas antes de publicar?
Muchas, pero siento que nunca las suficientes. Incluso los textos breves que escribo, para un periódico por ejemplo, los releo y corrijo unas 10 veces. Me lleva mucho tiempo.
¿Cómo se relaciona con la tecnología? ¿Escribe sus borradores a mano o en el computador?
Ahora siempre en computadora.
¿De dónde vienen sus ideas? ¿Tiene algunos hábitos que le permiten mantener la creatividad?
Siento que el haber trabajado mucho tiempo junto a personas que, no sólo eran estudiosos y trabajadores, sino que además tenían sus propias teorías y visiones del mundo, me contagió esa perspectiva, por lo cual lo que hago es pensar problemas nuevos desde principios y compromisos teóricos que ya tengo bastante definidos de antemano.
¿Qué podrías decir que ha cambiado en su proceso de escrita en los últimos años? ¿Qué le dirías a ti mismo si pudieras volver a escribir tu tesis?
Cuando terminé de escribir mi primera tesis doctoral, quedé muy cansado con mi tema de tesis (la judicial review), y dejé a mi tesis “durmiendo” -congelada- durante mucho tiempo, hasta que me reconcilié con ella, la corregí mucho, y la convertí en libro. Luego, al terminar mi doctorado en Chicago, me pasaría algo similar. Mi consejo al tesista sería el de prever que eso va a ocurrir, y actuar en consecuencia: de tanto trabajar sobre la tesis, uno tiende a enojarse con ella, a separarse de ella. Es algo que va a pasar, previsiblemente, pero no hay que asustarse de ello: hay que dejar pasar el tiempo, y luego uno puede volver con ella, con calma y reconciliado.
¿Existe algún proyecto que te gustaría realizar pero que no has podido comenzar? ¿Qué libro te gustaría leer que aún no existe?
Hace mucho que no leo algo en filosofía política que me conmueva. Muertos Rawls, Ronald Dworkin, Gerald Cohen, Carlos Nino, siento que están faltando voces que hablen cosas importantes. Me gustaría poder decir algo valioso en la materia. Quisiera hacer un libro de “maduración”, en donde pueda expresar el conocimiento, mayor o menor, que he acumulado en estos años en torno a la teoría constitucional y la filosofía política. Me excita mucho, además, el área de teoría del castigo que he empezado a andar en los últimos años, y querría trabajar más sobre la cuestión.